top of page

 

Antes de comenzar a conocer diversos hechos históricos es importante tener dos conceptos presentes en la cabeza para comprender mejor.

 

Es necesario saber que el nombre de Auroras no se les daría hasta el año 1619 D.C., término dado por Galileo Galieli. Para ello tomó el nombre de la diosa griega del amanecer, Aurora, y el de su hijo Bóreas, el viento del norte. Hasta entonces se les podía denominar de distintas formas dependiendo de la cultura o se les asociaba con elementos varios como los relámpagos o el fuego por ejemplo.

 

También es importante conocer el hecho de que las auroras se pueden dar también fuera de las regiones situadas en un extremo norte o sur solo que su frecuencia es mucho menor. En España también se producen pero su probabilidad es ínfima, está la probabilidad de una aurora cada 10 años en el norte y una por cada 100 años en el sur. Los ciudadanos de Figueres (Girona) aún recuerdan la que se vio la noche del 6 de abril de 2001. Con esto queremos decir que las culturas griegas, romanas o asiáticas también las conocían por lo que también tuvieron interpretaciones para ellas.

 

Sabiendo esto ya se puede empezar a mirar la historia.

 

Algunos de los dibujos realizados por las tribus cromañoides en las paredes y techos de cuevas en el sur de Francia, probablemente representan las luces del norte. Estas pinturas sobre la roca podrían constituir el primer registro de las aurora boreales de la historia de la humanidad. Éstas datan de 30.000 años antes de nuestra era.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hay mucha documentación sobre las luces del norte en las culturas del este de Asia. Varias referencias a las luces de norte aparecieron en China hace más de 2.000 años. Existe una lista de observaciones aurorales China que comienza en el 687 a.C. y de media en ella hay más o menos una observación descrita del fenómeno cada 40 años. El pueblo chino nunca usó ningún nombre especial para definir las luces del norte. En su lugar, las luces celestiales se describían utilizando términos que caracterizaban el fuego y los animales, especialmente el dragón.

 

 

El documento escrito más antiguo data aproximadamente del año 2600 a.C. y relata esta historia:

 

"Fu-Pao, la madre del Imperio Amarillo Shuan-Yuan, vio fuertes relámpagos moverse alrededor de la estrella Su, que pertenece a la constelación de Bei-Dou, y la luz iluminaba el área entera. Después de esto, ella se quedó embarazada".

 

El relámpago es un término que se ha conectado frecuentemente con las antiguas descripciones de aurora y el embarazo es esencial en este cuento histórico.

 

 

También se encuentran referencias a las auroras en antiguos escritos tales como la Biblia. En el Antiguo Testamento existen al menos cinco descripciones de las luces del norte. La más indiscutible de todas ellas se encuentra en el primer capítulo de Ezequiel. Las luces del norte fueron vistas el quinto día del cuarto mes del 593 a.C. (21)

 

 

 

En Europa las auroras boreales fueron vistas en varias ocasiones durante la Edad Media. Se hicieron diversas pinturas a cerca de este fenómeno, en las que la interpretación giraba en torno a grandes batallas en el cielo, ejércitos en lucha y tropas a caballo. Miedo y terror, anuncios de grandes catástrofes, aparecían ligados en esas épocas a los fenómenos aurorales.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La época de la Ilustración fue especialmente fructífera en la observación del fenómeno y en la elaboración de teorías cercanas a la actual, pero sólo a partir del descubrimiento del electromagnetismo y la espectroscopia en el siglo XIX, se pudo avanzar en la solución del problema del origen de estas luces misteriosas. (18)

 

 

La tormenta solar de 1859, conocida también como evento Carrington por el astrónomo inglés Richard Carrington, primero en observarla, es considerada la tormenta solar más potente registrada en la historia. En el año 1859 se produjo una gran eyección de masa coronal o fulguración solar. A partir del 28 de agosto, se observaron auroras que llegaban al sur hasta el Caribe.

 

Por toda Norte América se vieron auroras boreales. Se vieron intensas cortinas de luz, desde Maine hasta Florida. Incluso en Cuba los capitanes de barco registraron en los cuadernos de bitácora la aparición de luces cobrizas cerca del cenit.

 

En aquella época los cables del telégrafo, sufrieron cortes y cortocircuitos que provocaron numerosos incendios, tanto en Europa como en Norteamérica.

 

Se observaron auroras en zonas de latitud media, como Roma o Madrid (latitud 40°25′08″N), incluso en zonas de baja latitud como La Habana y las islas Hawái, entre otras.

 

En las Islas Baleares encontramos una referencia en el Diario de Menorca:

 

 Anteayer a hora avanzada de la noche vio una persona fidedigna dos auroras boreales, que si bien eran más diminutas que la que vimos años atrás no dejaron de causar un efecto maravilloso. —J. Hospitaler, 'Diario de Menorca' - Año 2 Número 237 (04/09/1859) (19)

 

 

 

Dibujos antes dichos realizados por las tribus cromañoides en las cuevas del sur de Francia. (20)

"Candles in the sky" Pintura de una aurora, año 1570. (17)

Historia

bottom of page